Fin del juego para el planeta Tierra: La más grande historia que nunca leíste

¿Cuál es la historia más grande de las últimas semanas? ¿Todos los 53 segundos del momento de silencio de Rick Perry? ¿Los disturbios en Penn State luego de que el adorado entrenador JoePa cayera en un escandalo de abuso sexual infantil? ¿El divorcio y boda de Kardashian? ¿La crisis de endeudamiento Europeo que podría envíar a la economía mundial en una caída libre? ¿Los cargos contra Cain por acoso sexual? ¿El caso del doctor de Michael Jackson?

La respuesta debería ser ninguna de las anteriores, aunque en grupo ellas han dominado los titulares de octubre y noviembre. De hecho, la pieza de la semana, mes, y podría decirse que del año debió ser una que se deslizó tan calladamente, tan lejos de las primeras páginas en toda la nación y fuera de las noticias en todos lados que sin duda no te diste cuenta de ella. Y sin embargo es la historia que podría poner tu vida y la de tus hijos y nietos de cabeza.

A primera vista, no era nada de que gritar – solo más estadísticas en un mundo que se ahoga en números. Estas fueron publicadas por el Departamento de Energía de EE.UU. Y reflejan, cómo indica el titular de la Associated Press, el “más grande salto jamás visto en gases de invernadero globales”. En otras palabras, en 2010, la humanidad (especialmente China, Estados Unidos, e India) lograron lanzar más dióxido de carbono a la atmósfera que en ningún otro tiempo desde que inició la revolución industrial – 564 millones de toneladas más que en 2009, lo que representa un incremento del 6%.

De acuerdo con Seth Borenstine de la AP, eso es “más alto que el peor de los escenarios trazados por los expertos hace tan solo 4 años”. Él está hablando del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, o IPCC, el cuál es, en realidad, considerado “conservador” en sus proyecciones sobre catástrofes futuras de acuerdo a muchos científicos climáticos. Dicho de otra forma, estamos hablando de más gases de invernadero de los que han entrado a la atmósfera Terrestre en decenas de millones de años.

Considerad también la predicción hecha por Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de Energía: sin un acuerdo internacional efectivo para detener los gases de invernadero en los próximos cinco años, se cerrará la puerta para poder prevenir un aumento potencialmente desastroso en la temperatura del planeta. Estamos hablando, básicamente, del tipo de clima loco que hará que la extraña tormenta de nieve de octubre en el Noreste parezca pan comido. (Esa tormenta tuvo todas las señales de clima extremo inducido por el cambio climático: la ciudad de Nueva York no había registrado una tormenta de nieve en octubre como ésta desde la Guerra Civil y logró golpear la región en un periodo caluroso en que los árboles ni siquiera había tenido la decencia de perder sus hojas, produciendo un caos de cables eléctricos caídos.) Y ni me hagan hablar sobre lo que ésto podrá significar en términos de ondas de calor planetarias futuras o el aumento en el nivel del mar.

Honestamente, si estuviéramos sanos, si los medios tuvieran su cabeza en el lugar correcto, ésto hubiera sido para gritarlo en los titulares. Hubiera puesto a Rick Perry y Herman Cain y los Kardashians y Grecia e Italia y Michael Jackson en las sombras.
Las únicas buenas noticias – y debido a que removió las políticas de la elección del 2012, logró algunos titulares – fue que el movimiento que Bill McKibben y 350.org dirigieron para echar para atrás el oleoducto de las arenas bituminosas de Hades (o su equivalente terrícola de calentamiento global, quien es Alberta, Canadá) ganó tracción con el movimiento de Occupy Wall Street. Lee la crónica de ello de McKibben, “Perforando el Oleoducto”, y velo como un heraldo. Recuerden mis palabras sobre ésto: tarde o temprano, los americanos van a despertarse al cambio climático, así como lo hicieron éste año al tema de la desigualdad, y cuando lo hagan, cuidado, habrá un infierno político que pagar.