Los fanáticos de la energía renovable deben comprender la "Energía Neta"

¿Me sorprendió que la columna de la edición pasada, ¿Pueden las renovables superar a los combustibles fósiles?, generara una reacción tan fuerte, con respuestas escritas de apoyo y burla? Para nada. Es un tema que continúa dividiendo a la comunidad ambientalista, y uno que evita que nos movamos hacia adelante tan rápido como sea posible para conservar recursos y re-localizar al tiempo que la era de la energía barata, concentrada y fácil de conseguir llega a su fin.

Mi argumento esencial es que necesitamos usar los combustibles fósiles que rápidamente se agotan para crear una infraestructura energética renovable incluso mientras comprendemos que las fuentes de energía renovable, como muchos investigadores están comprendiendo, no pueden ni de cerca reemplazar los combustibles fósiles para cubrir la demanda actual. Más aún, las renovables, aunado a un enorme agotamiento energético, no se volverá nuestra fuente energética principal en ningún momento cercano, en gran medida debido a varios factores limitantes, incluyendo límites en los recursos y una posible prolongada depresión económica mundial al tiempo que el sistema monetario basado en la deuda se deshace.

Mis críticos no logran comprender el concepto de “energía neta”, una contabilización de las entradas energéticas requeridas para producir una unidad de energía dada. Investigaciones recientes muestran que la energía renovable requiere más entradas de energía, materiales y dinero que los combustibles fósiles por unidad equivalente de energía producida. Especialmente retador será encontrar una alternativa de combustibles líquidos y materias primas al petróleo, el cuál alimenta a casi el 100 por ciento del transporte mundial y es ubicuo en los productos al consumidor. Ningún otro combustible es tan versátil, fácilmente transportable, abundante y energéticamente denso como el petróleo. Es el principal combustible alimentando a una civilización industrial globalizada y lo hará tan solo una vez.

Aquí está mi respuesta a los argumentos específicos de algunos críticos:

El profesor de física Philip Taylor de la Universidad Case Western Reserve sugiere que “necesitamos recolectar tan solo una parte en 2,000” de la luz solar que cae en la superficie de la Tierra para cumplir con nuestras necesidades energéticas. Aunque estos cálculos rápidos son presentados como prueba de la disponibilidad solar energética, una difícil realidad emerge. Para construir, instalar y mantener los aparatos que capturan esta abundante pero difusa energía se requiere una empresa masiva, cara, consumidora de combustibles fósiles que requiere la extracción de minerales poco comunes, finitos y cada día más escasos y otros materiales y acumula tremendos costos humanos, energéticos y ambientales. Si, puede ser que solo necesitemos una parte en 2,000 de acuerdo a la demanda actual. El reto es hacerlo con una creciente población mundial y una energía neta en declive – con la energía cada vez más siendo utilizada para producir la misma cantidad de energía útil – mientras que la producción de combustibles fósiles tiene su pico y se dirige al colapso, y las guerras por recursos se intensifican.

Taylor también sostiene que las celdas solares pueden ser hasta un 40 por ciento eficientes, mucho más alto que las plantas. El ve los árboles en lugar del bosque cuando solo observa la eficiencia en uso final en lugar de la eficiencia de todo el ciclo de vida. ¿Es en realidad un panel solar más eficiente para capturar la luz del sol que un árbol, considerando toda el agua y combustibles fósiles finitos usados y los desechos tóxicos creados durante su producción? Un árbol que se auto-replica solo requiere entradas provistas por su medio ambiente inmediato y es 100 reciclable.

El ambientalista de Cleveland Glenn Campbell ofreció “avances tecnológicos casi certeros”, incluyendo algunos “que no podemos prever en la actualidad” como evidencia de que los renovables se encargarán de nuestras necesidades energéticas, como si la tecnología en si misma fuera la fuente de energía. De hecho, el desarrollo tecnológico ha acelerado nuestro uso y extracción de energía. Incluso cuando se diseña para aumentar la eficiencia, aún aumenta el uso total energético (conocido como la Paradoja de Jevon). Por tanto, entre más eficientes nos volvemos, más consumimos. Y un consumo creciente es nuestro mayor enemigo, aunque es requerido para el crecimiento económico necesario para evitar que colapse el sistema monetario de deuda compuesta.

Mientras nos apresuramos a cubrir nuestras demandas energéticas actuales con renovables, primero deberíamos preguntarnos porqué necesitamos tanta energía en primer lugar y resolver qué podemos hacer mejor con mucha menos energía. Mi sugerencia es reducir nuestro consumo derrochador de energía mientras invertimos los combustibles fósiles que nos quedan para instalar tecnologías renovables descentralizadas de pequeña escala que las comunidades puedan replicar y controlar. Esta debería ser parte de una iniciativa mayor integrada para, entre otras cosas, re-localizar la producción de alimentos, actualizar las casas existentes y establecer sistemas descentralizados de créditos con cero intereses para ayudar a los negocios, generar empleos y estimular el intercambio local de bienes y servicios.

Este tipo de medidas son críticas para lidiar con nuestra peligrosa dependencia en aquellos quienes controlan el suministro y distribución de energía, alimentos, crédito y otros sistemas vitales – incluso mientras perdemos el poder a través de la globalización neoliberal para encargarnos de nosotros mismos y nuestras comunidades. Así que la energía solar, eólica, geotérmica, y otras tecnologías de energía renovable deberían ser vistas como parte de una visión mayor para generar comunidades locales sustentables y que conserven la energía. Pero los límites de la energía renovable, comparados con los combustibles fósiles, deben ser entendidos y su potencial contribución no exagerada.

Mi problema por tanto no es con los renovables, sino con los fanáticos de las energías renovables quienes hacen cálculos fantasiosos que aplacan a los políticos y al público y promueven la apatía. Es más fácil dejar que unos científicos e ingenieros traten de encargarse de nuestro problema energético mientras que nosotros ponemos al máximo el aire acondicionado en nuestras casas de 3,000 pies cuadrados o manejamos nuestras camionetas traga-combustible, cuando es este mismo estilo de vida no sustentable el que se encuentra en la raíz de nuestros problemas ambientales, no los combustibles fósiles.

Las energías renovables no nos van a salvar. Tenemos que salvarnos nosotros mismos.