Resultado siniestro en Juegos de Guerra sobre el Petróleo (nota del 2005)

Encontré esta nota publicada en el Washington Post en el 2005, y la traduje porque se me hizo interesante la idea de que altos (ex) funcionarios del gobierno norteamericano estaban haciendo "juegos de guerra" en los que consideraban las implicaciones de un mundo enfrentado a la escasez energética.

Puede que no estén de acuerdo con sus conclusiones (yo no lo estoy al 100%) pero no se podía esperar mucho más de figuras públicas de ese nivel. Al menos ya estaban considerando estas posibilidades hace unos años.

¿Alguno de ustedes había escuchado antes sobre estos simulacros? Para mi fue novedad:

Los Estados Unidos serían serían incapaces de proteger la economía Americana en caso de una interrupción catastrófica en los mercados petroleros, concluyeron ayer los participantes de alto nivel en un juego de guerra.

El ejercicio, llamado "Onda de Choque Petrolera" y realizada en un salón de un hotel de Washington, tuvo a antiguos oficiales de alto nivel de los Estados Unidos haciendo el papel de miembros del gabinete presidencial reunidos para responder a una creciente crisis energética, culminando en gasolina a $5.32 dólares por galón y un mundo tambaleándose hacia la recesión.

"El pueblo americano van a tener que pagar un terrible precio por no haber tenido una estrategia energética," dijo el antiguo director de la CIA Robert M. Gates, quien tomo el papel de Asesor de Seguridad Nacional. Saliéndose de su personaje, el añadió que "los escenarios representados no fueron en absoluto alarmistas; son realistas."

El ejercicio comenzó con disturbios étnicos en Nigeria, que llevaron al colapso de la industria petrolera en esa nación del Oeste de África. Después Al Qaeda lanzó ataques que incapacitaron instalaciones energéticas clave en Valdez, Alaska, y en Arabia Saudita.

Pero los participantes del juego de guerra -- incluyendo al antiguo director de la CIA R. James Woosley, al antiguo comandante de la marina General P.X. Kelley y a la antigua administradora de la EPA Carol Browner, pronto se dieron cuenta de que el gobierno de Estados Unidos tenía pocas opciones en el corto plazo para prevenir el colapso económico del país y del mundo.

Cuando los planificadores de este ejercicio se reunieron el año pasado, el petróleo estaba en el rango de los $40 dólares por barril. Mientras fantaseaban sobre dónde estarían los precios del petróleo al inicio de los juegos de guerra, dijeron ellos, los establecieron en $58 dólares por barril pero se preocupaban de estar siendo absurdamente pesimistas. Ayer, al cierre el precio del petróleo fue de $59.42.

Los participantes en el juego de guerra también se refirieron varias veces a otros eventos de la vida real actuales. Una característica principal del ejercicio fue cómo el voraz apetito de petróleo de China está empujando los precios mundiales, y tan solo ayer se anunció que el gobierno de Beijing, en un acto atrevido y sin precedentes, está ofertando para comprar la compañía petrolera norteamericana Unocal.

El ejercicio fue organizado por dos grupos sin fines de lucro que se enfocan en las implicaciones para la seguridad nacional de la dependencia de Estados Unidos al petróleo foráneo: la Comisión Nacional sobre Política Energética y Asegurando el Futuro Energético de América. Los escenarios fueron creados por un equipo de antiguos ejecutivos petroleros y funcionarios gubernamentales, incluyendo a Rand Beers, un funcionario de contra terrorismo de la Casa Blanca quien renunció en 2003 para protestar contra la guerra de Irak.

La situación subyacente dramatizada en el ejercicio -- y aceptada por la mayoría de los analistas energéticos -- es que las tolerancias entre la oferta y la demanda están tan apretadas, que incluso interrupciones pequeñas en el suministro de petróleo y gas natural pueden causar cascadas de desarrollos desagradables.

El juego de guerra contempló que cuando los precios del petróleo aumentaron y el gabinete se reunió para considerar sus opciones, se dio cuenta de que casi no tenía fuerza para influenciar los eventos.

La respuesta estándar, utilizar la Reserva Estratégica de Petróleo, fue en el mejor de los casos simbólica. Los participantes estuvieron de acuerdo en que el presidente no debería ceder a las ofertas de los Saudi de que el Reino reduciría los precios si el dejaba de presionar por una democracia Saudita. En unas semanas las condiciones estaban empeorando -- la terminal de petróleo Valdez estaba en llamas, así como el principal puerto petrolero Saudita, y los técnicos occidentales estaban siendo asesinados allá.

Las firmas extranjeras de petróleo pronto retiraron decenas de miles de trabajadores de Arabia Saudita. De pronto al faltar experiencia técnica, las instalaciones Sauditas ya no podían jugar más su rol de proveedor "clave" de petróleo en respuesta a interrupciones en otros lugares. Al tiempo que la recesión global se profundizaba, no había un "banquero central" de petróleo que suavizara las dislocaciones temporales.

Los participantes concluyeron casi en unanimidad, que deberían presionar al presidente para que invierta rápidamente en tecnologías prometedoras que reduzcan la dependencia en petróleo extranjero, tales como autos híbridos impulsados por gasolina y electricidad; y autos que funcionen en combustibles derivados de pastos de pradera, desechos de animales y otros productos. Todos estuvieron de acuerdo en que estos proyectos tomarían años para rendir frutos pero que no se debería esperar al tipo de crisis que estaban dramatizando.

"Si quieres hacer que los Wahhabis [Sauditas] frunzan el entrecejo, habla sobre vehículos que den 100 millas por galón, dijo Woolsey. "No necesitamos un Proyecto Manhattan para hacerlo."

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Por cierto, Robert Gates, quién se menciona en este artículo, es actualmente el director del Departamento de Defensa de los Estados Unidos; así que podemos estar seguros de que el está al tanto de la gravedad y consecuencias del inminente pico del petróleo.