Culture change - El Gran Cambio

P_Santos - Lo del cambio Climático también te aconsejo que mejor te lo creas, porque es un tema estrictamente conectado con el Peak Oil y los combustibles fósiles-

O digamoslo así -¿ Como vas a suponer, que el ser humano pueda mandar todo el carbón almacenado por la fotosintesis a través de milliones de años en un lapso de dos generaciones a la atmósfera otra vez, que esto no va a tener consecuencias para el comportamiento de la misma ? Esto del petroleo, gas y carbon tiene apenas 150 o 200 años, es un respiro, nada mas, si pensamos a escala geológica.

En la historia, a través de milliones de años, se han gestionado muchos cambios subitos e increiblemente rápidos. No supones, que porque ahora si todavía está lloviendo, que será asi en uno, cinco o diez años.

Aqui pongo un comentario tradicudo, con el cual cierra D. Holmgren su libro "Principios y senderos mas allá de la sustentabilidad:

Los patrones pulsantes de la vida en la Tierra

La historia de la vida en la tierra incluye vastos periodos de decenas de millones de años, en los que todas las masas terrestres estaban devastadas, los mares poco profundos cubrían la mayor parte de la superficie terrestre y el clima era casi uniformemente suave y moderadamente húmedo. La biodiversidad era baja y los ecosistemas cambiaban poco en grandes áreas por millones de años. Esta estabilidad se ha visto marcada por periodos más cortos de grandes cambios. El último período de 1.6 millones de años, conocido como el Cuaternario, se ha caracterizado por levantamientos tectónicos y volcanismo, capas de hielo globales y de montaña, continentes más extensos con climas de gran variedad, eras glaciales e interglaciales más cálidas, extinciones masivas y especialización prolífica. Gran parte de la maravillosa diversidad biológica y geográfica de la tierra, que aceptamos como algo natural, sólo existe en estos períodos de grandes cambios. Es improbable que especies como el Homo Sapiens pudieran surgir, o incluso sobrevivir, los períodos largos, lentos y estables que dominan la historia geológica de la tierra. A esa escala, la humanidad es una explosión microbiana de corta vida.

Dentro de estas edades de grandes cambios geológicos, climáticos y bióticos, existen patrones de estabilidad a pequeña escala, seguidos de breves pulsos de actividad. Las eras glaciales de cientos de años de duración representan los periodos de estabilidad del Cuaternario, con periodos interglaciales de unas decenas de miles de años, que representan los pulsos explosivos de vida basados en nuevas condiciones de fertilidad, climas benignos y el crecimiento de la biodiversidad. A una escala aún menor, podemos considerar ambos períodos (glacial e interglacial) como estados relativamente estables, con una rápida transición entre ellos: Un borde temporal entre dos sistemas estables. Por ejemplo, a medida que los mares se elevaban al final de la última era glacial, hace aproximadamente 12000 y 8000 años, los ancestros de los aborígenes australianos habrían visto la meseta baja entre Tasmania y el continente encogerse cada año, mientras las tormentas invernales franqueaban las dunas costeras para inundar miles de hectáreas que nunca más volverían a secarse. Aun más dramática es la evidencia de que se desprendieron icebergs tan grandes de los glaciales continentales que los mares pueden haberse elevado para inundar vastas áreas, como en la historia de la Atlántida.

Se han encontrado mamuts que se congelaron con pasto en la boca, lo que sugiere un invierno temprano y severo, que se precipitó al inicio de la última era glacial en el hemisferio norte . Esto se suma a la evidencia de que los cambios de gran alcance pueden precipitarse con suma rapidez.

Dentro de este clima interglacial actual benigno y de notoria estabilidad, la humanidad ha desarrollado la agricultura, lo que llamamos civilización, y finalmente la cultura industrial global. Todo esto ha acelerado el paso y el poder de la cultura humana y el cambio ambiental, pero depende de la frágil estabilidad del paraíso interglacial. Aunque los efectos adversos del calentamiento global nos han dado una vez más razones para contemplar nuestra dependencia de fuerzas y circunstancias superiores, cualquier consideración seria de la próxima era glacial (dentro de unos 1000 años) nos obligaría a diseñar una modesta cultura generalista y flexible, llevada por una pequeña población global, capaz de realizar la transición hacia y a través de los largos y lentos años de la era glacial . Necesitamos liberarnos de la ilusión del progreso humano material y numérico aparentemente lineal hacia una visión global, en la que todo está contenido en ciclos, ondas y pulsos, que fluyen entre polaridades de gran estabilidad e intensos cambios, incorporados unos dentro de otros.

Esta visión cíclica del tiempo no es algo inédito, sino un simple redescubrimiento del entendimiento incorporado en la historia cultural humana y nuestro inconsciente colectivo.

Por ejemplo, la cosmología hindú antigua nos ofrece una perspectiva sobrecogedora de la naturaleza cíclica del tiempo y el equilibrio pulsante proporcional entre el cambio y la estabilidad. Un ciclo cultural de 60.000 años, dominado por una larga fase matriarcal compuesta por tres largas eras, colapsa en un vértice de caos antes del nacimiento de la era patriarcal, la Kali Yuga. La Kali Yuga (o Edad del Conflicto) dura sólo 6000 años, antes de que otro vértice de cambio dé paso a otro ciclo. Según los cálculos muy precisos de los numerólogos hindúes, aún nos quedan unos 440 años de cambios caóticos dentro de la Kali Yuga, antes de que surja la próxima era matriarcal. Una cantidad de tiempo insignificante en la historia total.

Sin dar ningún crédito en particular a esta o cualquier otra predicción, es razonable concluir que la vida de nuestros hijos, nietos y sus descendientes difícilmente será definida por un estado ilusorio de crecimiento continuo, o por una cultura sostenible, tranquila y predecible. Debemos prepararlos para la incertidumbre y la rapidez de los cambios, y al mismo tiempo inculcarles una apreciación viviente de los ritmos permanentes de la naturaleza junto con una valoración del pensamiento a largo plazo, del comportamiento ético constante y de la importancia de los aspectos simples, ordinarios e incluso mundanos de la vida.

La permacultura es la interacción dinámica entre dos fases: por una parte, el sostenimiento de la vida dentro de los ciclos estacionales, y por otra, la abstracción conceptual e intensidad emocional de la creatividad y el diseño. Considero que la relación entre estas dos fases es análoga a la relación pulsante entre la estabilidad y el cambio. El compromiso constante, cíclico y humilde con la naturaleza es lo que alimenta la chispa del entendimiento y la integración (integridad), que a su vez, informa y transforma la praxis. Lo primero es armonioso y duradero, lo segundo es episódico y poderoso. El jubiloso equilibrio asimétrico entre estos dos expresa nuestra humanidad.