La Crisis del Pico del Petróleo: ¿Punto de infexión?

Ha tomado dos meses para que el contagio que comenzó con la inmolación de un vendedor de fruta en Túnez alcanzara a la primer nación productora de petróleo significativa.

Al tiempo que la producción en Libia se detiene y Muammar Gadhafi se aferra al poder entre crecientes disturbios, está comenzando a parecer que pasará algo de tiempo antes de que Tripoli reanude sus exportaciones de petróleo de forma normal. Aunque los 1.6 millones de barriles por día (b/d) que Libia produjo en Enero puedan no parecer significativos en un mundo que produce unos 88 millones de barriles diarios, debemos recordar que esos barriles están siendo consumidos en algún lugar del mundo donde se consumen tan rápido como son producidos. Si hay algo que hemos aprendido en los últimos 40 años, es que una interrupción relativamente pequeña en la producción de petróleo puede llevar a grandes incrementos en el precio del petróleo.

OPEP, la Agencia Internacional de Energía, y el ministro del petróleo Saudi ya están apresurándose a asegurarnos que no tenemos nada que temer. La OECD tiene reservas que suman 1.6 miles de millones de barriles y OPEP está eternamente recordándonos sobre los seis millones de b/d de capacidad de producción de reserva que ellos dicen pueden prender tan pronto sea necesario. Esto por supuesto sería bueno si la convulsión en Libia fuera el único problema, pero no lo es. Hay al menos una media docena de países exportadores de petróleo importantes en el Medio Este con grandes números de jóvenes conectados digitalmente y desempleados y que son liderados por gobiernos corruptos hereditarios o menos-que-democráticos. En días recientes hemos visto hacer erupción los sabores del "Contagio de Túnez" en Algeria, Kuwait, Iran, e Irak quienes son ciertamente exportadores de petróleo muy significativos. Los levantamientos en Bahrain, que no es un exportador mayor, han tenido incluso un, hasta ahora menor, reflejo en las porciones Shiítas de Arabia Saudita con sus 8 y tal vez 10 o 12 millones de b/d de producción petrolera. Esta semana el Rey de Arabia Saudita anunció $35 mil millones de dólares de ayuda gubernamental a los más pobres de sus súbditos lo que sugiere que alguien en Riyadh se está poniendo nervioso.

Las condiciones que crearon los levantamientos actuales tan solo pueden empeorar. Los crecientes precios en el petróleo sofocarán el turismo y la inversión extranjera en el Medio Este y una amenazante escasez de alimentos global probablemente hará la vida más difícil para los crecientes rangos de pobres desempleados. Los gobiernos que tienen ingresos masivos por el petróleo pueden costearse comprar, o tratar de comprar, la aquiescencia de su gente, pero suministros adecuados de alimentos podrían resultar ser un asunto muy diferente. Como vimos con Rusia el verano pasado, fallas masivas en las cosechas pueden fácilmente detener las exportaciones de alimentos al tiempo que los gobiernos se preocupan más por posibles disturbios domésticos que por el bienestar de otros países. En conclusión es más probable que veamos interrupciones, tal vez serias, en otras naciones productoras de petróleo en el futuro no muy distante.

Aquellos que están siguiendo de cerca el balance entre el suministro y demanda de petróleo global están muy conscientes de que hacer que la economía mundial atraviese los siguientes 18 meses sin un aumento mayor en el precio del petróleo depende principalmente de dos factores. Primero es una caída significativa en el índice de demanda de petróleo de China el cuál ha estado creciendo de forma inusualmente rápida en los últimos seis meses. Segundo es la existencia de la capacidad de producción de reserva de la OPEP la cual tendría que entrar en juego para prevenir que se desarrolle la escasez. Mientras que la IEA actualmente pone esta capacidad de reserva en 4.7 millones b/d, y los Saudis insisten que ellos pueden bombear otros 4 millones de b/d, otros observadores dicen que esta figura es probablemente demasiado optimista. Ningún país, ni siquiera los Saudis, pueden o querrían bombear y vender sus posibles últimos barriles por mucho tiempo. Algunos observadores bien informados creen que la capacidad de reserva efectiva de los Saudi puede estar más bien en el orden de dos millones de barriles siempre y cuando decidan producirla.

Añada la pérdida de toda o una mayor parte de la producción de petróleo de Libia durante un periodo de tiempo desconocido y el probable incremento de más de lo previsto en la demanda de China, a la posibilidad de que los Saudis nunca producirán más de 10 millones de b/d, y el mundo está en problemas. Para evitar escasez, el precio del petróleo se moverá hacia arriba de forma significativa. Esta semana hemos visto al petróleo venderse en $108 dólares por barril en Londres y los analistas ya están hablando de que podría moverse más allá de los $147 dólares del pico-de todos los tiempos nominal que fue establecido hace tres años - una noción que era ampliamente rechazada hace cuatro semanas. Si el petróleo volviera al rumbo de los $150 dólares o más este año, la historia reciente nos dice que es probable que haya una reacción violenta. Dada la fragilidad de EE.UU. y otras economías del OECD, es probable que caiga fuertemente la demanda por petróleo y con ella caerá mucha de la actividad económica generada por gente que se mueve en autos y aviones o que gasta su dinero discrecional.

La pregunta del día, sin embargo, es si los levantamientos políticos serán reconocidos como un punto de cambio mayor en la historia de la era del petróleo. No hay duda que la pérdida de la producción de Libia, si es prolongada, acelerará el día en que la producción global de petróleo comience su declive final hacia el final de la era del petróleo.

Sin embargo, el caso optimista sostiene que cualquier apagón de la producción de Libia será corto en duración y que los levantamientos no se esparcirán a otros países exportadores de petróleo. Si esto fuera cierto los precios muy altos de petróleo podrían ser retrasados un año o dos. El caso pesimista dice que el apagón de Libia continuará durante un tiempo; no será reemplazado por un rápido incremento en las exportaciones Saudis; escasez adicional se desarrollará si otros países exportadores de petróleo tienen problemas domésticos importantes; y los aumentos actuales en el precio continuarán sostenidamente hasta que la economía global se bambolee. Si esto ocurriera el contagio de Túnez en realidad fue un punto de inflexión en la historia mundial.

Sin embargo, el caso optimista sostiene que cualquier apagón de la producción de Libia será corto en duración y que los levantamientos no se esparcirán a otros países exportadores de petróleo. Si esto fuera cierto los precios muy altos de petróleo podrían ser retrasados un año o dos. El caso pesimista dice que el apagón de Libia continuará durante un tiempo; no será reemplazado por un rápido incremento en las exportaciones Saudis; escasez adicional se desarrollará si otros países exportadores de petróleo tienen problemas domésticos importantes; y los aumentos actuales en el precio continuarán sostenidamente hasta que la economía global se bambolee. Si esto ocurriera el contagio de Túnez en realidad fue un punto de inflexión en la historia mundial.